Quizás muchos –ni aquí, ni en Argentina- lo recuerden ahora mismo, pero hace casi diez años el Club Deportivo Badajoz (en ese momento en la Segunda División, y hoy en el Grupo XIV de la tercera categoría de España) fue comprado por Marcelo Tinelli, el presentador más popular de la TV argentina.
Tinelli, que en sus inicios trabajó en la mítica Radio Rivadavia capitaneada por un prócer de la narración deportiva como José María Muñoz, es –para explicarlo en términos españoles- una mezcla potenciada de Andreu Buenafuente y Andrés Montes (narró fútbol por televisión en algún momento, inmortalizando la frase “pum, para arriba”). Por aquel entonces, noche a noche y en horario prime time “VideoMatch” –tal era el nombre de su programa- arrasaba con los índices de audiencia.
Eran momentos de dólar barato y gran despliegue económico en los medios de Argentina. “VideoMatch” decidió poner en antena cada lunes el seguimiento –en tono humorístico, como siempre fue la marca de la casa- de lo que hacían los futbolistas argentinos en Italia y España.
Llegaron los reportajes de los hermanos Korol a Batistuta, Simeone, Ortega, Abel Balbo, Juan Sebastián Verón, Hernán Crespo y toda la miríada de buenos jugadores albicelestes desparramados en Europa.
Cuando se fue agotando el tema de las entrevistas a las grandes figuras, Adrián y Alejandro Korol encontraron un filón genial y original: el de llevar sus cámaras a los estadios españoles, hubiera o no jugadores argentinos de por medio. Españoles y argentinos tenemos muchas –muchísimas- cosas en común, pero si hay algo que nos diferencia es la forma en la que se vive un encuentro de fútbol como espectador. El fanático rayano al hooligan que impera en la Argentina se distancia mucho de los insólitos personajes –cándidos para el acelerado ritmo argentino- que habitan en los estadios de "la Liga de las Estrellas". Estos dos cronistas encontraban en campos como Riazor, el Calderón, el Ruiz de Lopera, o El Almendralejo, el estadio del C.F. Extremadura, auténticas minas de oro de donde sacar material muy apreciado al otro lado del Atlántico. Los periodistas argentinos se dieron un auténtico banquete mediático con los hinchas españoles que encontraron en escenarios como los mencionados.
Tan interesante y gracioso era el bloque de los Korol en el programa de Tinelli (era mi favorito) que poco a poco se convirtió –durante la temporada ´97- en el punto fuerte de “VideoMatch”. Este hecho, sumado al conocimiento del mundillo futbolístico que tiene el presentador y a su amistad personal con varios representantes de jugadores como Hugo Issa, seguramente animó a “Ideas del Sur”, la empresa de Tinelli, a acercarse a España para buscar un espacio dentro del balompié español.
Recuerdo que todo fue muy rápido y que, medio en broma, medio en serio, Marcelo Tinelli anunció en el invierno (austral) de 1998 que había adquirido el Badajoz, un equipo de la segunda división española absolutamente desconocido en Argentina.
El debut del Badajoz “de Tinelli” se produjo el 15 de Agosto de 1998, en El Vivero, ante el Orense. El equipo extremeño contaba en esa temporada con nueve buenos jugadores argentinos: Bisconti, Mancuso, Limia, Romagnoli, Giustozzi, Ezequiel Castillo, Mauricio López y los hermanos Fernando y Patricio D´Amico, más un brasileño, Luis Fernando, y un paraguayo, Carlos Torres. El entrenador también era argentino: el ex goleador José Raúl “Toti” Iglesias.
A tal extremo llegó la “argentinidad” de ese equipo que incluso la indumentaria del Badajoz era hecha por Topper, una empresa argentina.
Alentados por Marcelo Tinelli o no, los rumores sobre contrataciones de renombre se dispararon: las menciones obvias a Diego Maradona y Claudio Caniggia sonaron como posibles fichajes del equipo aurinegro.
Ninguno de estos dos refuerzos finalmente llegó al Badajoz, pero esto no hizo disminuir el interés del público argentino por este equipo. Muchos de los partidos jugados por “el equipo de Tinelli” fueron retransmitidos en directo por Telefé para toda Argentina. Algo así como si Antena 3 se encargara de transmitir en directo para España los partidos de, por ejemplo, el Aldosivi o el Platense en el campeonato de Primera B Nacional argentino.
La gran exposición mediática que tuvo el Badajoz entre los argentinos generó el insólito efecto de que los niños, un porcentaje bastante amplio de la audiencia de Marcelo Tinelli, se hicieran hinchas del equipo español. Era absolutamente normal oir “soy de Boca y de Badajoz”, o “soy de San Lorenzo y de Badajoz”… La movida comercial que se montó alrededor de este boom fue tal que las camisetas de las franjas negras y blancas comenzaron a venderse como pan caliente y a verse en los parques y plazas de Buenos Aires. Los máximos consumidores de este producto fueron, está claro, los seguidores infantiles de "VideoMatch".
Pese al gran despliegue económico de Tinelli y su empresa, el equipo fue un fracaso desde el punto de vista deportivo en esa temporada. Si no me equivoco, el empresario argentino vendió rápidamente sus acciones a la empresa Esfinge 20, que tenía como cabeza visible a Javier Tebas.
El Badajoz desapareció muy rápido mediáticamente hablando de Argentina, aunque seguramente alguno de esos niños que hace una década compraron la camiseta del equipo español sigue siendo, por esas cosas rarísimas que tiene el fútbol, seguidor de la escuadra extremeña.
A Tinelli la obsesión por el fútbol (el que se juega en el rectángulo de césped y el que se negocia en los despachos) le sigue manteniendo activo. Es un caracterizado hincha del San Lorenzo de Almagro, uno de los equipos argentinos más populares. De la mano del talonario del presentador de TV y del capital aportado por sus asociados han llegado en el último mes una importantísima cantidad de jugadores de prestigio para el medio sudamericano, como son Diego Placente, Andrés D´Alessandro y Gonzalo Bergessio.
A esta misma hora, mientras termino de redondear este post, “el Ciclón” está debutando en la Copa Libertadores –el gran objetivo de Marcelo Tinelli y del entrenador Ramón Díaz- ante el Caracas en el Estadio Olímpico de la capital venezolana.
La experiencia acumulada en el fallido paso por la Segunda División de España le debe haber enseñado más de una lección a Tinelli, quien no oculta su intención de –alguna vez- ser el presidente del San Lorenzo. Seguramente él, en algún rincón de su armario, también atesora con cariño la camiseta del Badajoz.